22.11.04

Madurez retrasada

Últimamente ando reflexionando acerca de una crisis que creo que todos los estudiantes universitarios sufren en algún momento de su formación. Como no me he molestado en documentarme correctamente por si existen estudios serios, he decidido tomarme la libertad de llamarla simplemente «síndrome de la madurez retrasada».

A todos nos pasa. Llega un día en el que uno se da cuenta de que va cumpliendo años por encima de la veintena y su vida es prácticamente igual que cuando tenía dieciocho: universidad, amigos, vivir en casa de los padres y pedir paga semanal. Sin embargo, su mentalidad ya no es la de alguien que acaba de alcanzar la mayoría de edad sino la de un adulto en toda regla, con su sentido de la responsabilidad, sus neuras y su necesidad de construir una vida para sí.

Pero no hay manera, oiga; tal y como están los planes de estudio y la situación del mercado laboral, es imposible ser un flamante ingeniero autosuficiente antes de los veinticinco. Y cómo jode.

Detesto tener que pedir la paga, no ser capaz de costear mi propio sustento y, en definitiva, no ser el último responsable de mi vida. Sé que mis padres entienden que estoy estudiando y no tienen inconveniente en darme el apoyo económico que necesito, pero creo que está llegando el punto en que para sentirme bien conmigo mismo desearía que esa responsabilidad cayera sobre mis hombros.

Quiero hacerme mayor de una vez; pero de verdad, con quebraderos de cabeza y malabarismos para llegar a fin de mes incluidos. Al fin y al cabo, cada vez me cuesta más soportar esta situación en la que no sé si es la madurez la que llega pronto o la vida la que llega tarde.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Te comprendo perfectamente.

Una opción son las becas. Otra, el trabajo freelance... otra es el trabajo de interino en alguna bolsa de trabajo de la Generalitat...

Etc. Etc. Sobretodo, hace falta mucha fuerza de voluntad.

Mars Attacks dijo...

Bueno, como ya te solté el rollo de la neotenia por mensajería instantánea paso de volverlo a poner. Lo que sí que añadiré es que veo que a la gente se le va un poco la piña. Un sistema social basado en tener que trabajar para poder tener dinero para poder comprar cosas con las que subsistir, hasta el punto que se ocupa la mayor parte de la vida en trabajar. ¡Yo no quiero vivir para trabajar!

Anónimo dijo...

Solo diré que cuando en mi caso me acerco mas a la temible y fatídica barrera de la treintena, y echo la vista atrás, (casi todos los días), y piensas, si no hubiera hecho esto y hubiera hecho lo otro, si en vez de perder el tiempo lo hubiera aprovechado más, etc...

Y que tus hermanas son autosuficientes, que tienen hijos cuando tu aun no tienes novia, que tus padres están al borde de la jubilación, y yo sigo haciendo el memo, trabajando de vez en cuando para no sentir esa culpabilidad de ser un parásito mas.

Pensar a menudo que soy un fracasado, que mucha gente esperaba mas de mi, como mis padres, mis profesores, mis amigos.

En fin me gustaría poder darte ánimos y decirte tranquilo todo se solucionara, pero en estos momentos no se me ocurre como, pues no tengo la suficiente motivación para darme ánimos a mí mismo, quizás el consuelo que te quede es pensar que hay otros, como yo, que aun lo tienen mas crudo.

Saludos y en fin, ánimo, las crisis se suelen pasar, o son sustituidas por otras mas fuertes ;).

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por un administrador del blog.
Daniel Ripollés dijo...

Bueno, el saber que hay gente peor no sólo no mejora las cosas, sino que las hace más negras todavía.

Supongo que al final lo importante de todo esto es reflexionar qué pasa con una sociedad que no premia la búsqueda del conocimiento y la excelencia...