15.9.04

Haber si nos aclaramos

Tengo algo que confesar al mundo que puede no ser del agrado de todos: me gusta escribir correctamente. Soy una de esas personas quisquillosas que se preocupan por la be y la uve, por las haches intercaladas, e incluso tratan de acertar los acentos diacríticos. A pesar de ser algo a lo que prestan atención todos los blogs de calidad que he visitado, no parece ser lo más común en las comunicaciones electrónicas habituales.

Todos sabemos lo molesto que es leer un correo electrónico escrito como si fuera un SMS, o tratar de comprender en el IRC, Messenger o Jabber a una persona con dificultades para distinguir entre "ahí", "ay", y "hay". Pero lo realmente indignante no es que una persona cometa faltas de ortografía, sino que simplemente no le importe (con perdón) una mierda si está escribiendo bien o no.

En las épocas de pocas noticias en televisión suele aparecer con regularidad el estudio o la estadística de turno mostrándonos lo mal que se escribe y la cantidad de faltas que los jóvenes hacen en los exámenes de Selectividad, y nunca falta la apostilla echando la culpa de todo a los SMS y demás bestias.

Sin embargo, me niego a admitir que esa sea la causa del problema, sino más bien la manifestación primera y más evidente. La importancia del asunto no radica en las faltas, sino en el poco interés en corregirlas. ¿Y por qué este desinterés?

Una palabra: pragmatismo. En una sociedad tecnócrata, cada vez más capitalista, donde se valoran los resultados casi siempre por encima de los valores, no es sorprendente que se dé poca importancia a algo que tiene relativamente poco sentido práctico. Es cierto que cuesta más leer textos mal escritos, pero sólo si se tiene costumbre de leer textos bien escritos. En definitiva, hay demasiada gente a la que escribir correctamente les supone esfuerzo n y beneficio cero, por lo que el "ahorro" que les reporta escribir mal es (técnicamente) infinito.

Y para resolver esto (como tantos otros problemas) solo hay una vía: educación. Pero no solo gramática, y hacer repetir mil veces "ahora es con hache intercalada", sino educación para valorar las cosas que no necesitan de una justificación práctica, las cosas que, en definitiva, hacen que nuestra lengua siga siendo tan bellamente irregular e impredecible como nosotros mismos.

2 comentarios:

Mars Attacks dijo...

Vonito harticulo, me a yegado hal halma. Con lo difícil que es escribir mal, no sé cómo lo consigue la gente...

Anónimo dijo...

Estoy seguro que no te ha llegado al alma, más que nada porque con solo verte y leerte ya es suficiente. Menos mal, que siempre que haya gente como tú que se burla de estas cosas, el resto lo tendremos más fácil y con menos competencia.