Estaban sentados en uno de esos bancos de los parques que parecen estar reservados para las parejas de enamorados, o para las madres con niños pequeños; él estaba visiblemente emocionado.
–¿Dónde has estado toda mi vida? –le dijo, tratando de sonar romántico.
–Probablemente, buscando a alguien completamente distinto a ti –cortó.
–Pero ahora que llevamos casi seis meses juntos te das cuenta de que–
–De que eres idiota perdido. Sabes perfectamente que llevo dos años y medio con Marcos, que tú jamás has sido mi novio y–
–y que llegué dos años tarde, lo sé –dijo bajando la mirada, y sin tener muy claro a quién de los dos pretendía convencer.
–No seas ingenuo, nunca habría estado contigo, aunque no conociera a Marcos.
–Pero soñar es gratis.
–¿Por qué no me dejas en paz? –pensó; y dijo– eh...
–He reservado una mesa en un buen restaurante. Será un aniversario inolvidable –musitó él.
24.1.05
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3 comentarios:
Inspirado por el título de la canción que nos puso el bueno de *J Minúscula.
Si señor. Overdue: Retrasado, tarde... qué palabra más fea y cuánto nos toca pelear con ella.
La historia me encanta. La crítica destructiva y sangrante te la haré por privado ;-) (sólo un par de detallitos, nada demasiado grave).
Volviendo al tema, hace tiempo que tengo la sensación de llegar tarde a todas partes. Lo irónico es que siempre he intentado llegar pronto (soy impuntual por defecto) para asegurarme de que no me pasara. Pero claro, llegar quince minutos antes cuando la escala de retraso es de años tampoco sirve de mucho...
Saludoides.
¡Qué duro! Y cuantas puertas deja abiertas a la imaginación...
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