29.1.05

[Audioentrada] Lalala en LaM

Hoy me salgo del tono habitual del weblog, y no me meteré con nadie ni nada (¿qué pasa? Es mi gato y me lo follo cuando quiero). He decidido poner una grabación y una partitura a disposición del público, para que me peléis y critiquéis y me recordéis que me queda mucho trabajo por hacer (lo cual es absolutamente cierto).

El audio lo podéis descargar de este enlace:

Lalala en LaM (fichero ogg)

Es una grabación super cutre, con un montón de fallitos, en mono y tal... lo importante no es que se vea lo bien o lo mal que toco (que ahí sueno bastante mal, por cierto), sino enseñar la pequeña obrita.

Para los guitarreros, hay partitura en esta direccion:

Partitura en PDF de Lalala

Desgraciadamente, aún no sé como indicar dedos y números de cuerda. Estudiando bien las notas, las posiciones salen, pero en fin, que sería deseable tener algunas anotaciones y no la partitura «en crudo».

En fin, consideradlo todo como una versión beta. Ya me contaréis.

PD: El título, como podéis imaginar, también es beta; de hecho el título es algo así como pre-alfa. Se admiten (y se esperan) sugerencias :)

27.1.05

Las quintas de los servicios

Este verano leí en la pared de los servicios de un local de Benicassim:

Putos niñatos punkies, sólo sabéis hacer putas quintas y ya os creéis que tocáis la guitarra.

Quizá no era exactamente así, pero en todo caso era muy parecido. Sea como sea, el que lo escribió tenía razón. Voy a explicar un poco de qué va el tema para los que no controlen de guitarra.

La técnica a la que se refería el airado mensaje consiste en poner tres dedos en determinada postura, y, tocando sólo las tres cuerdas más graves, moverlos por los trastes; de esta forma salen «acordes» que no son mayores ni menores, y que por lo tanto sirven para acompañar cualquier canción. Es el típico «dan dan dan dan dan dan» de los grupos tipo Greenday o Blink.

Y bueno, no es tan malo dedicarse a hacer quintas para acompañar canciones, pero a los que hemos tocado la guitarra más en serio nos suena casi a chiste. En el fondo, y siendo muy políticamente incorrecto, creo que después de haber tocado cosas como En los trigales de Rodrigo, o la versión para guitarra de la Serenata Española de Malats, que le vengan a uno con las quintas es poco menos que una tocada de huevos.

Llevando un poco más allá el tema, a veces me incomoda un poco cuando me hablan de los «prodigios» que hacen algunos guitarristas del heavy metal. Suelen ser fragmentos a gran velocidad, con muchos ligados, muchos mordentes y apoyaturas. Que sí, que está bien, pero juegan con ventaja: una guitarra eléctrica los ligados te los hace sin esfuerzo, mientras que yo con la española me tengo que hinchar a ejercicios. Ojo, eso no quita que sean guitarristas muy buenos, pero en cierto modo la «proeza» no es para tanto.

Por cierto (y por último, que me está quedando una entrada muy desordenada, y más tonta de lo normal), últimamente estoy ensayando bastante con la guitarra. Si encuentro la forma de grabar medio bien igual cuelgo alguna composición instrumental mía que tengo por ahí.

Sí, es puro egocentrismo, pero es que un tema que nadie escucha es como si naciera muerto.

24.1.05

[Minicuento] Dos años tarde

Estaban sentados en uno de esos bancos de los parques que parecen estar reservados para las parejas de enamorados, o para las madres con niños pequeños; él estaba visiblemente emocionado.

–¿Dónde has estado toda mi vida? –le dijo, tratando de sonar romántico.

–Probablemente, buscando a alguien completamente distinto a ti –cortó.

–Pero ahora que llevamos casi seis meses juntos te das cuenta de que–

–De que eres idiota perdido. Sabes perfectamente que llevo dos años y medio con Marcos, que tú jamás has sido mi novio y–

–y que llegué dos años tarde, lo sé –dijo bajando la mirada, y sin tener muy claro a quién de los dos pretendía convencer.

–No seas ingenuo, nunca habría estado contigo, aunque no conociera a Marcos.

–Pero soñar es gratis.

–¿Por qué no me dejas en paz? –pensó; y dijo– eh...

–He reservado una mesa en un buen restaurante. Será un aniversario inolvidable –musitó él.

22.1.05

Personalidades 6P

Mi hermano y yo, con la inestimable ayuda económica de mis padres, compramos hace poco una fabulosa guitarra Alhambra 6P. Estuvimos en varias tiendas, y probamos bastantes guitarras.

En una de las tiendas, nos dejaron a probar una 5P, pero no tenían ninguna 6P para que comprobásemos la diferencia entre las dos. El vendedor nos dijo que eran prácticamente iguales, sólo que la 6P tiene la tapa trasera bastante más gruesa (lo que se llama «ancho de concierto») y que tampoco se notaba tanto.

Afortunadamente, tuvimos la suerte de probar una 6P en otra tienda. Oh, Dios mío. Para un oído acostumbrado al sonido de la guitarra, la diferencia era bestial. Profundidad, cuerpo, volumen, riqueza en armónicos, pureza: más de todo. Una aparentemente sutil diferencia de fabricación produce una mejora impresionante.

A veces, con las personas nos pasa igual, y creemos que uno es igual que otro porque así lo aparentan. A mí, casi todo el mundo me parece buena persona; pero cuando uno se preocupa en pasar tiempo con los demás, en conocerlos más a fondo y escucharlos con atención, descubre que diferencias en un principio insignificantes hacen que algunas personas llenen mucho más tu vida que otras.

A todos mis amigos 6P (y modelos superiores, que los hay), gracias por marcar la diferencia con el resto, por estar a mi lado, por inspirarme, por hacerme pensar, y por convertirme en una mejor persona.

Por cierto, a ver cuándo hacemos una jam session.

20.1.05

Bocados de realidad

Bocado #1
Después de varios años como alcalde de su pequeña ciudad, el partido le propone dirigir un proyecto nuevo. El proyecto consiste en una especie de templo dedicado a fomentar la desaparición de la lengua local, disfrazado de centro cultural de promoción de la lengua del estado. En vistas de su historial político, a nadie le sorprende que acepte el cargo, y que inmediatamente comience a buscar asesores.

Bocado #2
Lleva años trabajando como telepredicador en una técnicamente infame televisión local de inversión privada e ideas profundamente conservadoras. Aún recuerda la polémica que suscitó un libro de tintes franquistas que escribió hace tiempo sobre la historia local, y la multitud de correcciones ortográficas y sintácticas a las que tuvo que ser sometido el texto. Hace poco ha recibido la llamada de una personalidad importante.

Bocado #3
El telepredicador y el ahora ex-alcalde se han reunido para ultimar los detalles: aquél se va a convertir en asesor de éste en el proyecto en el que ahora se embarca, sin que los ciudadanos sepan demasiado bien qué podra aportar, pues con toda seguridad no va a ser su cultura.

No es ficción

13.1.05

[Minicuento] Anomalías temporales

Esta tarde le dirá que está loco, y que jamás podrá construir una máquina del tiempo. Mañana se reirá cruelmente de él cuando lo vea encerrarse en el laboratorio a primera hora de la mañana. Y así durante los próximos diez años, cuatro meses y seis días.

Una tarde dentro de diez años, cuatro meses y seis días, se reirá como el villano de una película de acción al ver como arden los miles de folios llenos de fórmulas y las decenas de prototipos que abarrotarán el laboratorio.

Otra tarde, dentro de veinte años, ocho meses y doce días, se colará en el laboratorio para subirse en la máquina del tiempo con un mechero y una lata de gasolina.

–Diez años, cuatro meses y seis días hacia atrás, por favor –dijo.

Mediocridad

Voy a decirlo, a riesgo de parecer elitista: odio la mediocridad que me rodea. Acabo de terminar uno de esos trabajos de las asignaturas de libre configuración que se hacen en grupo con perfectos desconocidos, con los que se reparte el trabajo y, a partir de ahí, sálvese quien pueda. Y estoy bastante cabreado.

Por suerte o por desgracia, me ha tocado a mí juntar todo lo que me habían enviado. Es una suerte porque al ser tan perfeccionista me gusta revisarlo todo a fondo antes de imprimir; es una desgracia porque debo de haber perdido millones de neuronas por leer montones de párrafos como éste:

Por tanto, se trataría de generalizaciones que ignoran la variabilidad de los distintos miembros de un grupo, los rasgos de personalidad mas frecuentes en nuestra sociedad y que por tanto conforman lo que entendemos como estereotipo que son según la apariencia física, según las conductas de rol que desempeñen los miembros del grupo, los rasgos de personalidad o incluso los roles laborales.

No lo vuelvas a leer, no te esfuerces: no tiene sentido.

Lo verdaderamente dramático de todo este asunto no es que a mí me haya tocado trabajar con gente más o menos capaz, sino que lo que me está pasando es preocupantemente común, y parece que va a más.

Llevamos años ensalzando la ley del mínimo esfuerzo, descuidando la cultura, premiando a los tramposos (a menudo haciendo la vista gorda) y dejando morir de asco a los serios, responsables y trabajadores. Al final, nadie se esfuerza por superarse, ni lee sus trabajos dos veces, ni se preocupa por la excelencia.

Siempre se me dio mal el deporte; aun así, siempre hice lo máximo que pude en clase de educación física, incluso asistí a clases de judo mientras mis horarios me lo permitieron (creo que estuve unos diez años con ese deporte). ¿Qué habría pasado si todo el mundo me hubiera dicho que para qué me iba a esforzar, si nunca iba a ser de los mejores? Probablemente sería tan mal deportista como soy ahora, pero mucho más mediocre.

Y es que la mediocridad no está en la escasez de habilidades, sino en la falta de deseos de superarse. Lo peor de todo es que esta mediocridad es lo que más se premia hoy en día: da lo mínimo, gana lo máximo, y si puedes, sisa un poco.

Me cago en todos los mediocres.

9.1.05

Hiperventilar

De la página web de la RAE:
  • hiperventilar: Aumentar en exceso la frecuencia y la intensidad respiratorias.
Yo tengo una mejor: descubrir mientras repasas viejos correos electrónicos el 9 de enero que el día 14 no sólo has de dar la última presentación en público para la asignatura de Proyectos Inteligentes, sino que además debes entregar la memoria.

Eso sí que es hiperventilar.

5.1.05

[Minicuento] Tristemente extraordinario

En términos generales, la vida de un jugador de futbolín no es demasiado complicada: le basta con pensar en él mismo y en el balón, y todo lo demás le viene dado. Sin embargo (y para su desgracia), el portero del equipo azul del futbolín de aquel desvencijado salón recreativo era diferente a todos los demás.

Llevaba años mirando al defensa de la izquierda, y tenía que admitir que se había enamorado de él. No sabía demasiado bien de dónde venía este sentimiento, pero podía reconocerlo con claridad. También sabía que si se sentía profundamente desdichado era precisamente porque amaba a aquel defensa.

La mayor parte del tiempo se limitaba a observarlo; otras veces, cuando un niño jugueteaba volteándoles, podía ver la cara de su amado; en algún caso extraordinario, sus pies estuvieron a punto de tocarse, pero no llegó a sentir siquiera el mínimo roce.

Un septiembre cualquiera el futbolín fue sustituido por una moderna máquina de realidad virtual y, tras acumular polvo en un sótano por algún tiempo, acabó en una planta de reciclaje. El portero sabía que antes o después acabarían fundiéndolos a todos para construir cualquier otra cosa; por eso, cuando se sintió caer al horno, y por primera vez en su vida, sonrió.

Larguémonos de aquí

Una de las personas que más me inspiran para escribir me comentó hace algun tiempo que en muchas conversaciones pretendidamente artísticas (cine, relatos y demás hierbas) se abusa mucho de la frase «Larguémonos de aquí» para finiquitar el asunto. Me apetece hacer lo contrario: ¿cómo sería un microcuento que empezara por «Larguémonos de aquí»? Tengo varias posibilidades:

Larguémonos de aquí
  • ¿Por qué? Aún no ha llegado tu marido.

  • Sí, mejor: hay un B-52 en mi café.

  • ¿Tú también lo has olido?

  • Mejor te vas tú solo.

  • Te quiero.

Bien mirado, quizá tenga más gracia al final; o quizá, como sospechaba, no signifique nada realmente.