Llevo ya unos días dándoles vueltas a viejos recuerdos que se han reavivado con la triste historia de Jokin, el chaval que no pudo soportar el maltrato de sus compañeros.
No quiero ponerme yo ahora en plan víctima, causar sentimientos de lástima por parte de los demás, ni subirme al carro de los mártires para conseguir notoriedad. Pero puedo decir que comprendo a Jokin con más profundidad que otros; al final de algo me ha de servir el haber sufrido humillaciones en el colegio.
Es cierto que a todo el mundo le han hecho sufrir de una manera u otra los compañeros más crueles en el colegio, pero yo tenía el dudoso privilegio de ser uno de los marginados. Quizá es porque era muy buen estudiante, porque nunca jugaba a fútbol y prefería estar con las niñas, porque tenía tendencia a ponerme muy nervioso y gritar con facilidad, porque era débil, o por una combinación explosiva de todos esos motivos.
Sea como sea, no miento si digo que no volvería a pasar por todo eso ni por varios millones de Euros. Es increíble como unos cuantos niños pueden amargarle la infancia a otro, sin que ni los padres ni los profesores puedan hacer demasiado por evitarlo.
Siento una especie de dolorosa identificación con Jokin. Leyendo su historia, es evidente que sufría mucho más de lo que yo lo hice. ¿Hubiera aguantado yo? ¿O me habría ido a tumbarme en la vía del tren y esperar que todo terminase? Sinceramente, no lo sé.
Pero del mismo modo, me hubiera encantado que Jokin viera donde están ahora los que se reían de mí, y donde estoy yo. No es que ellos sean unos fracasados, pero desde luego creo que me he ganado no sólo los méritos sino también la superioridad moral suficientes como para poder reirme silenciosamente de ellos. No me gusta sonar así de duro, pero es lo que siento y eso es más importante que parecer políticamente correcto.
Jokin, es una pena que no hayas podido esperar unos años a conseguir tu victoria sobre la imbecilidad y la mediocridad de los demás, pero espero que estés donde estés llegue el día en que puedas reírte de una vez de quienes tanto te hicieron llorar.
11.10.04
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2 comentarios:
Y se supone que en la escuela es a donde nos mandan para fomentar nuestra socialización y educación y esas cosas...
En fin, en mi caso siempre fui muy poca cosa y siempre tuve a un grupo de amigos (incluso alguno de ellos del grupo de los "macarras" de la clase) que respondía por mí cuando alguien pretendía pasarse conmigo (cosa muy muy rara).
Supongo que influye todo, desde cómo lo comienzan a criar los padres, lo que ven en casa, lo que ve en sus amigos (que a su vez están influenciados por lo que ven en casa y lo que ven en sus otros amigos), la laxitud a la hora de corregir los comportamientos violentos (tanto en casa como en la escuela), la falta de asignaturas que fomenten los valores cívicos...
Mil cosas que podrían haber hecho que este chaval no hubiera acabado así.
Es triste, muy triste.
Todo se reduce al Darwinismo, los debiles de caracter debemos desaparecer. A Jokin, tarde o temprano la seleccion sexual/social le hubiese quitado de en medio. Quiza le ha ido mejor acabar asi, se ha ahorrado mucho sufrimiento.
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