14.2.05

La música se muere

Hace algún tiempo, los señores de la SGAE, tan preocupados como siempre por proteger a los autores (lo de ganar dinero es secundario, dicen) perpetraron una campaña publicitaria basada en el eslogan «La música se muere». Y el caso es que, aun sin quererlo, acertaron más de lo que pensaban.

Es cierto que la música se muere; perol por mucho que les duela a algunos multimillonarios de dudosa moral, la culpa no es del top manta, ni del eMule, ni de los CDs grabables. Más bien al contrario: la culpa es de las creaciones de los músicos de tres al cuarto que nos vemos obligados a digerir.

Que la música popular se está convirtiendo en una continua repetición de dos ritmos machacones, tres acordes y cuatro versos facilones y predecibles es algo evidente para cualquiera que distinga una síncopa de una anacrusa, o un séptima mayor de un mayor séptima. El abuso de las armonías tontas y la cada vez más alarmante escasez de creatividad y talento son el denominador común de la música más popular, hasta el punto de hacernos insensibles a la mediocridad.

Porque lo peor no es que haya música mala, o que una pandilla de cantantes sin voz, compositores de tres acordes y artistas de creatividad precocinada (pero muy follables, por cierto) se dediquen a torturarnos con su presunto talento, sino que sean los líderes indiscutibles del panorama musical a nivel mundial, se lleven los premios y los millones, y acaparen el repertorio de las duchas de los hogares.

¿Qué provoca todo esto? ¿Marketing? ¿Estupidez supina? ¿Una combinación de ambos? Yo trato de mantenerme al margen, básicamente huyendo de Los 40 Principales como de la peste bubónica, pero aun así parece que siguen ganando terreno. Y lo que nos queda por oír.

Señores de la SGAE, autores con sobresueldo y compañías discográficas, todos tienen razón: la música se muere. Pero a ustedes les viene de puta madre.

3 comentarios:

Daniel Ripollés dijo...

Por cierto, perdón por la larguísima pausa. Los exámenes son los exámenes (toma tautología) y a veces uno no tiene elección.

Pero pasad, pasad, y poneos cómodos :)

Anónimo dijo...

Las creaciones musicales de hoy en día son en base tanto a lo que el público demanda como por la dinámica del propio sistema. Esa dinámica de la que hablas entronca con el hecho de que la maduración de la sociedad de masas orienta las industrias culturales (música, literatura, televisión, cine) hacia posturas claramente orientadas al entretenimiento y no a la reflexión. Todo ello viene del hecho de que la música se ha convertido en un instrumento de entretenimiento, más que en un arte en sí. Pero este fenómeno es atribuible a la consolidación de una industria cultural masiva pero a la vez controlada por unos cuantos. Tal vez haga falta retornar a los orígenes, e internet es un arma muy válida para esto, ya que los nuevos grupos de música con pretensiones no-comerciales y sin soportes ni financieros ni multimedia se pueden promocionar a través de la red.
Además el márketing actual de música está orientado a promocionar singles, que aunk su contenido musical sea nulo, tienen un ritmo machacón y una música pegadiza. El problema es cuando el resto del disko no vale la pena comprarlo, y de ahí las bajadas de ventas. Después de años y años de un público q compra los diskos solo por la canción de éxito ha llegado una etapa de saturación. La salida es hacer diskos más rikos en contenidos y no solo promocionar los singles de turno, además d q el ciudadano medio empiece a consumir productos musicales más variados (conciertos de pekeños grupos, por ejemplo) para enrikecer la cultura musical.

Anónimo dijo...

Hola Eru:
Soy Enric, tu compañero de la clase de Javier, el oyente, quien es quien me ha comentado este blog.
Decirte que en cuanto a la muerte de la Música, estoy de acuerdo contigo en que no desaparecerá, pero no porque el internet y el top-manta les quiten créditos universitarios, sino porque, al contrario de lo que pronsticaban en los noventa el Fin de la Historia, del Arte, de la Ciencia, estamos aún en pañales, y falta todo por investigar y crear, de la misma forma que vaticinar lo que va a ocurrir dentro de cinco años es imposible, como imposible era pensar cuando Bill sacó el 98 , que el emule y otros P2P iban a servir de ruptura entre el artista y la misma industria (productoras, distribuidoras, la Fnac), que tendrán que pasar la mano por la pared,porque lo que no se puede coartar es la libertad de cada uno a hacer con internet o en los mercadillos lo que le venga en gana, siempre desde de la ética, pero como tú sabes la estética es un bien universal, y por ende, gratificador, y por ello moralmente aceptable, lo que redunda en la opinión de que a nadie que utiliza su libertad para cultivarse, reflexionar o divertirse, le tienen que ser negados sus derechos como ciudadanos a bajarse no los pantalones de Mediamarkt, que no estamos tontos, sino a ejercer el derecho de que la cultura es un bien necesario, porque si no lo es, para qué demonios estudiamos, para qué coño vamos a clase y tomamos apuntes, o es que la música o la Literatura deben ser privilegiadas, cuando lo que importa es que que son valores que no son propiedad de ningún artista, sino de la Humanidad, y este punto está recogido en la Constitución y en la Declaración de derechos Humanos, porque es un derecho nuestro y un deber del artista el ser honestos consigo mismos y no como los Rolling , que están forrados, dejar que la creación no entre en el ámbito pecaminoso de comercio, porque uno no puede vender su alma a Mefistófeles, o como se llamara el pobre diablo de la Warner. las cosas claras, Eru. Tan respetable es que te guste la música antigua egipcia como la Marilyn Manson, porque los faraones no deben ser más que esta industria, o dicho de otra forma, los faraones no pagan derechos de autor, como pagaba la Faraona Lola Flores, joder, que los derechos de autor entran en contradicción con los derechos nuestros de leer un día a Peter Pan y otro el Libro Rojo de Mao. sabrás que en la Todolella murieron los componentes de una banda de punk, ppyote. javier, el contrabajista, vendía el disco por tres euros, y en Madrid todo eran promesas, iban a triunfar tal vez, pero los trataban como a pringaíllos imberbes. Tanto los músicos como los escritores pueden sobrevivir, como sobrevive el juglar que por la mañana va a trabajar a^Porcelanosa y por la tarde a contar cuentos en Rafalafena. Para mí son tan estimables RNE3 como la Oreja de Van Gogh, pero siempre que se respeten nuestros derechos, que irán en beneficio de los artistas, estoy seguro, es más, el Fin de la Historia no existe, como tampoco el Fin de la Cultura, hay que democratizar, o sea, que el poder de elegir todo recaiga en el ciudadano desde su responsabilidad, y no nos sometamos al saqueo , a la manipulación y al linchamiento por parte del Gobierno, contra nosotros, que somos mayoría. las Industrias discográficas son repúblicas corruptas y bananaras, y uno prefiere, a pesar de todo, a un Bush que rebaja los impuestos a los internautas, que a un Hugo Chávez venezolano que vive a costa de los imbéciles. Dicho de otro modo: si el cine de principios del siglo XX se ha perdido casi en su totalidad, por qué no vamos a poder contar en nuestra ciudad con un cine que abarque toda la tradición cinematográfica que aún pueda existir. Creo que me voy por las ramas, y espero que me haya hecho entender.